Un tema delicado y muy importante de tratar en la actualidad cuando nuestra especialidad al parecer cada día se aleja más de la beneficencia y no hacer daño.
Sin ánimo de generar malestar o polémica hoy quiero escribir acerca de este tema que me preocupa y por eso quiero exponer mi punto de vista.
¡Mi especialidad está siendo subestimada! Muchas personas creen que es banal, innecesaria y hasta un lujo; cuando es la única especialidad médica que tiene la oportunidad de reconstruir y modificar artísticamente el cuerpo humano y al mismo tiempo tratar psicoemocionalmente al paciente. Lamentablemente todo comienza cuando nuestro mismo gremio de galenos pretende ejercer la cirugía plástica sin tener la capacitación y su certificación; continúa cuando se ofrecen “servicios gratis y sorteos” y finaliza cuando el “medico” se convierte en instrumento de los deseos y caprichos de los pacientes.
La sociedad, las redes sociales y ese culto absurdo a un cuerpo perfecto, pero estándar, que se ha creado en los últimos años ha generado frustración, tristeza, depresión y hasta falsas expectativas en las personas que sin aceptarse y amarse primero deciden buscar una solución errada en una intervención quirúrgica o peor aún, se vuelven esclavos del abuso de intervenciones o procedimientos; de esto último es responsable aquel médico que sin evaluar el estado físico y emocional del paciente, ve solo un cliente que le dejará un ingreso económico en un procedimiento más que facturar en el mes.
Siento la necesidad de expresar que un cirujano plástico certificado demuestra lo que vale como profesional y mantiene su capacidad de salvaguardar la salud de su paciente; que un especialista en cirugía plástica combina el arte de tratar y reconstruir el cuerpo humano con la funcionalidad y la estética, buscando siempre lo natural sin agredir o deformar al paciente.
Nos preocupamos por investigar todo el historial clínico aún más profundo que un cardiólogo o un internista, porque estudiamos el estado emocional de esa persona que busca modificar algo en su cuerpo voluntariamente y determinamos si esa es la decisión acertada y de manera conjunta definimos que es lo mejor y más recomendable. Estudiamos y continuamos actualizando nuestros conocimientos para dar lo mejor a cada paciente, sin estándares ni formulas precisas, tratamos a cada paciente con el amor que le tenemos a la cirugía plástica, porque tras diferentes procedimientos en el consultorio o cirugías en el quirófano perseguimos el objetivo de mejorar la calidad de vida de nuestro paciente, haciendo el bien, mejorando su autoestima y operando no solo su cuerpo sino también su sentir. No hay mejor retribución que la felicidad de un paciente satisfecho, expresada muchas veces con una sonrisa y un agradecimiento de corazón.
Recuerda siempre:
“Hazlo por ti y para ti!”
Dra. Jennifer Vera Bolívar
Cirujana Plástica
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